Ante la imposibilidad de administrar mi blog desde el Caribe, me resigno a escribir un par de letras. Dice Bush que si echan a Fidel les pondrá ADSL a todos, pero no ha especificado si será banda ancha o seguirán con el módem...
Estoy en Trinidad, en una arruga del tiempo que me ha colocado el mismo parásito en el estómago, y me quedo en la misma casa que aquella vez en la que casi no lo cuento. Los antibióticos me permiten llevar la diarrea relativamente bien, dentro de lo que cabe.
Estoy empezando a moverme ahora, en realidad, ya que desde el 17 he estado en Ciudad Habana con una pequeña excursión de dos días a Soroa, un sitio de cascadas, orquidarios y demás cosillas.
Espero recuperarme mañana para montar a caballo el domingo. Pienso mucho en los pobres españoles que alistaban a finales del XIX por la fuerza, mayoritariamente pobres, para venir aquí a luchar contra los mambises, sin antibióticos ni hoteles. Pobrecillos, una ameba sin ciprofloxacino debe de ser espantosa.
Bueno, les dejo, contándoles muy poco por falta de ganas y espacio. Intenaré llegar a Santiago, con cuidado de no seguir los pasos de mi amigo Fabio (que el otro día vi en Habana y al que perdí la pista porque se me rompió el celular). Mi colega italiano se ha casado con ¡dos! cubanas (es en serio, pero no a la vez, sino en el período de tres meses) y anda medio perdido por esta descomunal isla. Un abrazo, y salud para todos, especialmente para mí...
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