He escrito ya algo sobre los viajes en anteriores post, pero seguro que mis lectores (si es que existen) sabrán disculparme. Estamos en agosto, mes del turismo por excelencia, y además muchos de mis amigos están de viaje. Yo mismo tengo una escapada en la cabeza que me impide pensar en otra cosa.
¿Por qué viajar? Supongo que los viajeros compartimos ciertas motivaciones para mandarnos a mudar: huir de la monotonía, olvidarnos de la suegra y del trabajo, presumir ante el vecino, encontrar el paraíso terrenal, etc. El viaje tiene mucho que ver con la fantasía, y partimos con la idea de llevar a cabo alguno de los sueños de los que la realidad nos ha hecho desistir.
La playa con cocoteros, al borde de una selva, en una isla desierta, en la que hacemos el amor constantemente, simplemente no existe. La foto que vimos en la agencia de viajes está hecha con un teleobjetivo que nos oculta las hileras de tumbonas con sombrilla por el módico precio de diez euros al día, los hoteles que se levantan justo donde se acaba la arena, las familias con el tupper y los niños, los italianos resacados y los vendedores de fanta, cola, beer. Si, por el contrario, nos hubiéramos alejado del paquete turístico y hubiésemos encontrado esa playa más o menos paradisíaca y remota, nos daríamos cuenta pronto (como los concursantes de ese reality llamado Supervivientes o algo similar) de que no hay supermercado donde comprar agua potable, de que los mosquitos tropicales son insoportables sin un buen repelente o de que dormir a la intemperie y en el suelo deja de ser bucólico a la segunda noche.
Aún así a muchos nos continúa picando el estómago cada vez que pensamos en coger un avión y recorrer muchos kilómetros. Lennon llegó a decir, en un momento de degradación importante, algo así como que “lo único que hace que quiera seguir viviendo es el sexo” (no he encontrado la cita, la digo de memoria). Creo que John debería haber agregado los viajes, tan conectados con la utopía que da nombre a este blog como el sexo.
Seguiré teniendo en la cabeza mi viaje utópico, ése irrealizable donde todo sale bien y que te cambia la forma de pensar. Y con esa manía de no vivir en el presente, recordaré con nostalgia mis escapadas por el mundo (con grandes compañeros de viaje y tantos amigos que se han cruzado con nuestros pasos... “cualquiera tiempo pasado fue mejor”) y proyectaré grandes periplos futuros, similares a los del gran viajero y amigo Eoin (se pronuncia Owen, para quienes lo conozcan), con un año en América Latina y otro en Asia, de donde se trajo un saco lleno de experiencias.
Buen viaje a todos.
2 comentarios:
Muy bien, chaval, sigue así, bueno no, dale más habitualmente, que uno cada tres días parece poco para empezar.
No tienes ni idea de esto. Es un blog bisemanal, o algo así, donde se publican dos entradas por semana. Con esto de internete el cerebro se satura (el de mis lectores) y no les da tiempo de asimilar tanta información, tanto conocimiento en unas líneas.
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